Administración y Mejora Continua

Nicolás Arias MVZ Ph.D
Consultor en Nutrición y Medicina Productiva Lattech/ narias@lattech.net

Siempre he dicho que una cadena es tan fuerte como el más débil de sus eslabones; cuando traducimos esta frase a una dieta o ración, sería: una ración será tan fuerte y sólida como el más débil de sus ingredientes, estos ingredientes débiles suelen ser los forrajes. Esto lo digo porque la soya es extraordinariamente consistente en su calidad como lo es el maíz y los otros granos que usamos para formular un concentrado que complete lo que no podemos cubrir con sólo nuestros forrajes. Los forrajes en su calidad y cantidad producidas están sujetas primero a la superficie cultivable que tengamos, al clima y a las prácticas agronómicas en su producción, sin restarle importancia al híbrido que escojamos, ya sea el caso del maíz o sorgo.

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Desde mi punto de vista el negocio de la lechería es la producción de forrajes y le añaden un valor agregado transformándolos en leche, es por eso que si producimos forrajes en cantidad y calidad podemos producir leche a menor costo, y como ejemplo menciono la adquisición de maíz para ensilarlo, donde entiendo que la demanda es tan alta que esto provoca que compremos el maíz en pie con porcentaje de materia seca por debajo del deseado. Esto conlleva a problemas más allá de la merma económica que significa comprar agua cara, sino que además ese forraje con escasa materia seca, tiene menor porcentaje de almidón, lo que obliga a adquirir ese almidón de manera más costosa que es comprando maíz rolado, junto con eso el porcentaje de fibra neutro detergente (FND), que puede ser menor a lo deseado, así como su digestibilidad, lo que nos da como resultado menor potencial energético en dicho forraje.

En este potencial energético está considerado la cantidad de FND la cual se refiere a la fibra que es potencialmente digestible. En el caso de la planta, la fibra más digestible es la de las hojas (follaje), posteriormente la del tallo y la fibra menos digestible es la de las hojas que cubren a la mazorca y en la suma de los porcentajes de digestibilidad obtenemos el porcentaje de toda la planta.

En el caso de los maíces de la región de La Laguna, si hacemos un análisis bromatológico obtendremos valores de porcentaje de materia seca que dicho valor va a determinar el costo del kilogramo de materia seca; ejemplo de esto es si compramos un maíz ya ensilado y el valor de este forraje es de $1,600.00 por tonelada el porcentaje de Materia Seca (M.S.) va a determinar el precio del kilogramo de materia seca.

Dado el ejemplo de la tabla anterior, es claro que la diferencia de precio en el kilogramo de materia seca, es determinado por el porcentaje de materia  seca del mismo; pensemos que nuestro nutricionista tiene formulado en su ración  8 kilos  de materia seca de ensilado de maíz, esto nos obliga a pensar que la diferencia  va a ser  el costo de inclusión cuando un maíz de 36% de M.S. de va a costar $35.52, comparado  con la misma inclusión de 8 Kg de M.S. del ensilaje de maíz pero con 28% de M.S. que va a tener un costo de  $45.68, esto sin contar que exista una diferencia en el porcentaje de almidón contenido en un maíz de 36% de M.S. comparado con uno de 28% de M.S.

Para corregir esto debería darse una evolución de los agricultores que venden el forraje como de los productores de leche que compran dicho forraje y pagar un precio justo por el kilo de materia seca, y no del kilo del forraje con base húmeda; un ejemplo de esto, con el cual el precio del kilogramo de ensilaje con Base Húmeda variará de acuerdo con el porcentaje de Materia Seca, donde el precio del kilogramo de Materia Seca siempre será el mismo.

Entonces si sumamos los efectos de tener un ensilaje con diferencia de contenido de materia seca, más el efecto de la diferencia del porcentaje de almidón contenido en dicho ensilaje, podemos hacer la siguiente comparación entre 2 ensilajes de maíz.

Dadas las características de los ensilajes mencionadas, podemos hacer la siguiente comparación con su resultado económico.

En mi experiencia personal los ensilajes de maíz del país tienen una digestibilidad que oscila entre 49% hasta 65%, habiendo forrajes como henos de alfalfa que tienen poca FND (28-36%) y que su digestibilidad es del 40%; cuando los forrajes de invierno como avenas pueden tener una digestibilidad del 60% al igual que algunos triticales que me ha tocado ver que llegan al 70%, o pastos como el caso del rye grass que puede tener una digestibilidad del 90% siendo una excelente alternativa en el aporte de fibra digestible

El tercer punto en importancia que quiero mencionar y que es muy importante es la digestibilidad de la Fibra Neutro Detergente, este valor obtenido en el laboratorio el cual está íntimamente ligado a capacidad de consumo y conversión a leche; como lo demuestran Allen y Oba donde por cada punto porcentual de incremento en la digestibilidad de la FND, incrementa el consumo de M.S. en 0.17 Kg, y a su vez esto se verá reflejado en 0.25Kg de leche corregida a 4% de grasa. Si hacemos el ejercicio con el ejemplo de los ensilajes de maíz de la tabla No. 1 donde la diferencia en la digestibilidad de la FND entre el ensilaje de maíz “A” y el “B” es de 5.5 puntos porcentuales quiere decir que la vaca va a tener una capacidad de comer 0.935 Kg más de M.S. y se traducirá a 1.37 kilos más de leche corregida a 4% de grasa. Esta digestibilidad es independiente de la cantidad de FND contenida y de Lignina contenida, incluso puede tener un buen porcentaje de almidón, pero la digestibilidad de la FND sea baja.

Con todo lo anterior dicho, la conclusión es que un ensilaje de maíz de calidad con un buen porcentaje de materia seca y de almidón nos ayuda a tener una ración de menor costo; pero la digestibilidad, nos da la oportunidad de tener más leche. Por eso es importante tomar en cuenta la digestibilidad de la FND, ya que podemos comprar el almidón e incluso pagar más por el Kg de M.S., pero NO PODEMOS COMPRAR LA DIGESTIBILIDAD.

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